¿En que deben invertir las empresas en tiempos de crisis?

La pandemia y el confinamiento se han convertido en un catalizador de muchas tendencias y cambios que se habían estado gestando desde hace algunos años, tal es el caso de la transición hacía una economía desmaterializada basada en activos intangibles.

De acuerdo al reporte “Convertir los intangibles en tangibles: El futuro para el crecimiento y la productividad” elaborado por Mckinsey Global Institute, la inversión en investigación y desarrollo, capital humano, propiedad intelectual y valores de la marca, así como en tecnología y capacidades analíticas, cobrará mucha más fuerza para el crecimiento empresarial en la nueva normalidad post coronavirus.

El estudio revela que durante los últimos 25 años la participación de la inversión total en intangibles ha aumentado en un 29%. Asimismo, el reporte apunta que el 10% de las compañías que más crecen invierten 2,6 veces más en activos intangibles. Es importante mencionar que la investigación considera como bienes intangibles a las competencias económicas como publicidad, marcas, investigación de mercados, capital organizacional y capacitación.

Los sectores que más se interesan en este tipo de inversión son servicios financieros, telecomunicaciones y comercio minorista. Del otro lado del espectro, quienes menos invierten en activos intangibles se encuentran la fabricación y el sector de energía. También están los casos que apuestan por una inversión hibrida, por ejemplo, las compañías de la industria del entretenimiento, que todavía invierten en activos tangibles, como terrenos, tiendas o atracciones para parques temáticos, pero al mismo tiempo desarrollan su capacidad de análisis de datos para impulsar una experiencia de cliente más personalizada.

Las empresas que invierten en las categorías de intangibles están más adelantadas en su transición hacía la digitalización, son altamente innovadoras y tienen muchas probabilidades de atraer a los mejores talentos y retenerlos. Durante la pandemia, las organizaciones que invirtieron significativamente en los cuatro tipos principales de capital intangible (Innovación, capital digital y analítico, capital humano y relacional y capital de marca) pudieron mantener los niveles de crecimiento del 2019.

Sin embargo, la inversión en estos conceptos no es suficiente. Es necesario desarrollar capacidades y procesos que creen una ventaja competitiva. Aquí se incluyen aspectos como la medición del impacto de las estrategias, una arquitectura flexible para el capital digital, una propuesta de valor única para atraer talento humano y la capacidad de ofrecer experiencias personalizadas a sus clientes.

A medida que las empresas piensan en que inviertir, tienen que evaluar continuamente cual es la clave para el éxito en la actualidad y qué áreas se deben priorizar para el crecimiento en el futuro. La economía digitalizada e intangible se extiende y el imperativo es replantear nuestro paradigma de crecimiento.

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