¿Cómo fortalecer el camino futuro hacia el metaverso?

Nadie sabe muy bien que es, pero particulares, marcas e instituciones hablan ya del metaverso. El concepto había surgido en los 90, sin embargo, su explosión llegó tras un movimiento de facebook: El gigante tecnológico cambió su nombre por Meta en 2021. De repente, al público se le hizo atractiva  la idea de un mundo alterno completamente digital, un mundo aún por descubrir que necesitará formación y nuevas reglas del juego.

Falta mucho por entender sobre el Metaverso. Inicialmente corre una idea sobre si realmente es una gran bola de nieve que  finalmente ruede hasta el olvido como lo que pasa con muchas tendencias. En muchos sentidos, también es solo otro nombre para la evolución de Internet, aunque  se compone de dos visiones contrapuestas. Por un lado, la idea descentralizada y abierta con los derechos de propiedad y fronteras; y por otro, la idea de un entorno centralizado y sujeto a los caprichos de las grandes corporaciones.

Por el momento, hay más trabajo e investigación en la segunda opción, porque han sido las grandes compañías las que han ido abriendo camino y mostrando las funcionalidades del metaverso, que pasan sobre todo por una diversificación de sus servicios para generar nuevas vías de negocio.

Un buen ejemplo de ello es el de Gucci, que ha organizado showrooms en espacios del metaverso creados específicamente para el entorno virtual. Lo ha hecho en asociación con Roblox, una plataforma que está sacando mayor provecho en un corto plazo de los nuevos universos digitales, en gran parte porque ha sido capaz de desarrollar sus propios metaversos con miles de jugadores.

Por su propia naturaleza, el metaverso tiene que ser descentralizado. No puede estar operado por una sola entidad o un grupo reducido. Las plataformas son al principio amigables con usuarios y desarrolladores, para atraerlos, pero acaban volviéndose competitivas.Además, los metaversos descentralizados llevan ventaja sobre el resto porque hay un trabajo importantes detrás de estas ideas desde hace años.

La descentralización evita los obstáculos en la innovación y refugia a una comunidad comprometida, capaz de autorregularse y protegerse de los abusos. Por el otro lado, también es de suma importancia reflexionar sobre una cuestión fundamental como lo esla propiedad temporal y definitiva en los mundos digitales.

Un mundo nuevo requiere nuevas formas de autenticación, donde cada particular sea plenamente consciente de qué información comparte y cómo se almacena. El reto aquí es enorme, porque los avatares digitales casi siempre suponen la plasmación física de las personas reales. Eso implica jugar con suspicacias y anonimatos que a veces se emplea en las redes sociales.A pesar de que no existe una regulación global o específica en este sentido, ya se han dado pasos para frenar las prácticas ilícitas y fraudulentas, sobre todo en cuanto se han empezado a trazar los tamaños de mercado de futuros.

Según la consultora PwC, el valor de los metaversos en 2030 será de 1.500 billones de dólares, por lo que el gran reto, sobre todo cuando se popularice, será el de crear procesos de identificación seguros y para ello se confía en el trabajo coordinado del gran número de players que participan en la edificación de los metaversos.

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