En octubre de 2021, Facebook cambiaba oficialmente su nombre a Meta. Suponía marcar la pauta del modelo de negocio que estaba por venir. Se abría el panorama para el metaverso, un concepto que, para la sorpresa de muchos, no era nuevo ni tampoco era una concepción inédita, porque desde mediados de los 2000 surgieron plataformas con mundos virtuales abiertos en los que el usuario se representaba por un avatar.
En pleno 2023, el metaverso es un fracaso reconocido incluso por las partes que invirtieron millones en lo que se consideraba como una evolución de Internet y que iba a abrir nuevas relaciones entre marcas y consumidores, así como un ámbito de relaciones sociales que nunca antes había existido. Por otro lado, la Inteligencia Artificial, con aplicaciones mucho más demostrables y que ya reporta beneficios directos, ha devorado las inversiones de las compañías, que han vuelto a hacer reestructuración interna.
Disney liquida la división del metaverso
El caso reciente más notable es el de Disney, que ha eliminado la unidad de negocio que estaba dedicada al metaverso, donde trabajan 50 personas que se encargaban de explorar la “narración de historias y experiencias de consumo de última generación”. Este recorte se integra a una estrategia que es común en la industria del entretenimiento y en el universo de las tecnológicas, que se han propuesto reducir las masas salariales. Al parecer, en los planes de prioridades de las compañías para este año el metaverso aparece en ultimo puesto, a pesar de que todas cayeron en la espiral inversionista que duró meses.
Incluso los que hicieron una mayor apuesta a favor del metaverso han perdido la fe en que esta unidad vaya a reportar un beneficio inmediato, algo que en otro contexto no habría sido tan exigente, pero sí en el actual de incertidumbre y cambios estructurales. Meta ha pasado por una tremendo recorte laboral, incluso en la unidad Metaverse en la que tanto entusiasmo había depositado Mark Zuckerberg.
Ahora, se busca un modelo de negocio más realista, con productos accesibles y de consumo más rápido que no necesiten décadas de implantación o asimilación. De igual modo que se produjo una cascada de renuncias al metaverso. Es difícil quedarse en un segmento si se elimina la competencia, que a fin de cuentas motiva la innovación y activa el consumo.
Microsoft: otro caso de fracaso con el Metaverso
Microsoft anunció que despedirá a la mayor parte del equipo que trabaja en Hololens, una división dedicada a generar hardware que luego se pudiera utilizar en el metaverso, porque con la caída del software lleva una necesaria liquidación de todos los dispositivos creados para su uso y disfrute.
Sin embargo, hay elementos discordantes que han decidido ir contra la corriente. Tal es el caso de Mytaverse, una empresa fundada en 2020 por Kenneth Landau y Jaime López que diseña plataformas basadas en la nube para entornos de trabajo multiusuario e inmersivos en 3D. En el caso de Mytaverse se plantea un enfoque diferente sobre el hardware a utilizar en el metaverso, puesto que se permite a los usuarios iniciar sesión a través de su teléfono, ordenador u otros dispositivos, reduciendo la barrera de entrada. Sin embargo, no es factible generar un entorno de consumo masivo si a él solo acaban entrando elementos aislados.
La autentificación, otro reto pendiente
Como en cualquier realidad digital, la conversión en avatar y la autentificación de los personajes contiene un riesgo y exige un esfuerzo para la encriptación. Trabajar en entornos seguros es otro de los grandes deberes de un metaverso que está en fase de ensayo y error, pero que todavía no ha encontrado la realización efectiva que necesita. Su realización es más costosa que lo físico y palpable, no tanto en servidores o alojamiento, sino en hacer creer al consumidor que el metaverso es efectivamente una nueva realidad que satisface sus intereses y necesidades.
YOPTER BIG DATA MADE EASY